El Cementerio Alemán posee, sobre el sepulcro del ingeniero en construcciones viales J. Müller, esta impactante escultura sedente de bronce, de tamaño un poco mayor a la escala humana, de clara inspiración clásica: semidesnudo, con una túnica antigua, con cabellos y rasgos apolíneos, el joven que representa al silencio sepulcral exhibe gestos y atributos inequívocos.
Los gestos se expresan en la postura de brazos y manos: mientras el brazo izquierdo se cruza por delante y la mano realiza el gesto de pedir silencio con el dedo índice, el brazo derecho señala, al pie, el motivo de ese silencio requerido: la tumba. Y si alguna duda quedara, el escultor (cuya firma, que aparece tenue en la base de la estatua) ha colocado a los pies de la figura humana, el atributo mortuorio griego de una antorcha que se apaga. La calidad del modelado y la pátina del bronce son excelentes